lunes, 4 de mayo de 2015

Moncófar II

Los hombres se apilan en los bares. Las mujeres se beben en las cocinas. El trabajo se atrapa porque escasea y ya no es para los de fuera del pueblo. Los de fuera se reúnen dentro del pueblo, en la plaza. El alcalde promete empleos en el bar. Las elecciones se pierden (o se ganan) por siete votos. Y cuando alguien habla de ti en este pueblo, se cita a tu madre, a tu abuela y a todo tu árbol genealógico porque tú no te explicas sin él. O también porque tú lo reexplicas con tu existencia. Y en el cementerio los apellidos no son más de nueve o diez, y se repiten, alternan y modifican. Hay Vicentas, Vicentetas, Vicenticas, Vicens o Vis. Y yo creo ver a tu padre por las calles, pero tu padre está en el hospital. Yo sólo veo la tipología de hombre que es tu padre. Y los abuelos van en bicicleta y las mujeres son longevas.

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