viernes, 15 de marzo de 2013

¿Sexo?


–Tienes 30 segundos para atraparme –me dices ingenuamente; como si no lo hubiera hecho ya, como si no te pudiera ver ahora mismo leerme desde el otro lado de la pantalla, como si no estuvieras perfectamente bajo llave entre los barrotes con serif de este microrrelato.

martes, 12 de marzo de 2013

Reescrituras

La noche que terminó su última novela, la pantalla le devolvió al autor el siguiente mensaje:


El escritor aceptó nada convencido. No era la primera vez que el ordenador se la jugaba. Sin embargo, a continuación la interfaz le planteó la siguiente alternativa:


Nervioso, el novelista buscó en vano la opción de “Cancelar”; luego, probó la tecla de “Escape” sin resultados; y ya por último, lo intentó con algunos atajos de teclado sin éxito. La pantalla seguía devolviéndole una única vía de salida con dos opciones: ¿Borrado manual o automático?

Era absurdo. Su texto estaba pulido. Lo había revisado mil veces. ¿Qué más quería esa estúpida máquina que eliminase? Se negaba. Entonces el autor pulsó la opción de automático.

De pronto, las letras de su novela comenzaron a desaparecer. Le siguieron palabras completas y luego frases, párrafos y capítulos enteros. Aterrorizado, el escritor le dio al botón de reinicio.

Cuando el ordenador arrancó, el novelista comprobó con estupor que le había quedado un microrrelato perfecto. No quiso añadirle ni una coma.

domingo, 10 de marzo de 2013

Juegos

En la residencia, el viejo vio el último dardo de luz del día aterrizar sobre el zapato de su vecino. Hasta en eso perdía. 
Y mientras las enfermeras repartían las medicinas, el anciano trató de pensar contra quién se jugaba esa partida de la vida. A la mañana siguiente ganó, pero el aguijón del sol no lo despertó. 

martes, 5 de marzo de 2013

Las gafas

Maldita sea, ¿cómo pudo olvidarse las gafas? Ahora no tendría más remedio que volver a las oficinas de la corporación. Porque se las había dejado allí, no había otra explicación. Seguramente en ese minuto y medio del descanso, cuando no aguantó más la tensión de las optimizaciones y pidió ir al baño. Lo de después sucedió demasiado rápido:
–Empleado 534, pasillo A –lo habían nombrado por megafonía–, ha sido usted seleccionado para optimizar la empresa.